Dime

A través de qué agujero miras
la realidad de tus sueños.

Muertos

Que esos muertos no hayan sido en vano,
que hayamos aprendido.

Faro.

Tengo el sexo encendido
como un faro en la noche,
para que puedas verlo desde lejos
y, a través de la bruma, llegues a mi.

XI.

Sin fronteras.


Me faltan

manos

bocas

piernas

cuerpos.


Me faltan corazones.



No entiendes:
te quiero.

Amor.

Amor
¿qué me atas
con un para siempre?

Lêthê.

Hades, bajan tus aguas turbulentas,
demasiadas almas para nacer.

El elíseo superpoblado,
los grandes no merecieron el tártaro.

Pasó, olvido, pasado.

Calor de Venus.

Mis mil dedos
pensaron en tí.

Y no sé si la rosa se pudrió de amor
o el amor se pudrió con tantas rosas.

Se gasta el tiempo en pulsaciones aceleradas.

El sauce llorón se alimenta de lágrimas.

Suerte que yo no me alimento de tí.

Las sirenas.

A ráfagas tránsfugas de color ambimarino
se le sumaron los días, uno tras otro
con la calidez del coral
formándose gotitas iridiscentes.

Tras las sonrisas de agua

un rayo de luz flotaba en el ojo.



Sal en los labios.

La cadencia de su voz...


Dicen
que tras la muerte
lo primero en olvidarse
es la voz.


La cadencia de su voz...


Pasan los días,
se diluye el sonido.


La cadencia de su voz...


La rescato y

la oigo leer.